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Scrittura

Jorge Justo Padrón

Padrón: la voz de la emoción humana

JORGE JUSTO PADRÓN ” — Fucine Mute 45



Jorge Justo Padrón

Padrón: la voz de la emoción humana
entervista realizada por Matteo Danieli

Matteo Danieli (MD): ¿Quién eres? ¿Quién es Jorge Justo Padrón?

Jorge Justo Padrón (JP): Un hombre que busca la realidad profunda de su existencia a través de la palabra poética, es decir, un poeta con una vocación y un destino marcado.
Estudié las carreras de Derecho, Filosofia y Letras en Barcelona, Derecho internacional en París, y un master en Lenguas y Literaturas nórdicas en la Universidad de Oslo y de Estocolmo. Después fui a estudiar durante un año y medio en Rejkiavik el alfabeto rúnico, las leyendas, las sagas, la mitología escandinava: una aventura extraña porque en aquel momento en Islandia no había ningún otro español, era como sentirse un marciano, era un mundo muy diferente.

MD: ¿Cómo han influido estos tres panoramas en usted: o sea, la isla, la ciudad mediterránea, la ciudad escandinava? ¿Qué le empujó a ir cada vez más al norte?

JP: Lo que a mí me influyó para mi vocación nórdica fue un libro. Yo tenía catorce años y ayudaba a mi padre a transportar una biblioteca pequeña y sonó el teléfono, él me dijo: “no te muevas porque no puedes”, pero yo que era rebelde lo intenté y se cayeron todos los libros; de uno se rompió la cubierta y lo escondí para que mi padre no me riñera, y cuando él se marchó, yo , con cola, pegué las tapas y empezé a leérmelo. Se llamaba Pan y pensé que era un libro que trataba de explicar cómo se hacía el pan, pero no era un libro industrial, ni siquiera una novela realista sobre el hambre del mundo: era Pan, el dios del bosque escandinavo; yo leí una página y me quedé fascinado por la lectura de ese libro maravilloso y lo leí completo. Cuando terminé el libro, descubrí dos cosas: la primera, mi fascinación y mi vocación literaria -yo ya no quería ser otra cosa que un escritor — y después mi fascinación por el mundo nórdico. Seguí con ese gran escritor, que se llamaba Knut Hamsun, que fue Premio Nobel en el año 1918 ó 1920 (1920 ndr); leí en las semanas posteriores toda su obra, todo lo que estaba traducido de él al español, y después él me condujo a otros escritores nórdicos como Strindberg, Serma Lagerlöf, Pär Lagerkvist y empezé com los poetas ….todo lo que es la gran poesía sueca del siglo XX y también continué con los poetas noruegos del siglo XIX y XX, a los que traduje, y esto me llevó a buscar una oportunidad para viajar a Escandinavia para estudiar allí y formarme. Entonces mi formación no es solamente la de un poeta de una tradición cultural de la lengua española sino también la de un poeta formado en la tradición escandinava y nórdica, porque también me traduje muchos poetas daneses, islandeses y finlandeses de lengua sueca.

MD: Usted ha sido poco traducido en Italia.

JP: No, no creo eso… ya es claro yo no he tenido la suerte de tener ediciones en las grandes editoriales italianos, si no en Buenos editoriales de provincia

MD: Has escrito: conozco el frío arañazo/de la uña de la muerte. ¿Cuál es tu relación con la muerte, cuántas veces has estado cerca de la muerte?

JP: Yo me he enfrentado con la muerte, en la poesía, en algunos libros especialmente en Rumor de la agonía y en Escalofrío. Con Rumor de la agonía un buen día yo tuve la sensación de que la muerte era una especie de gran arrecife, de continente que ocupaba todo el horizonte, entonces en ese libro no pude mirar otra cosa que esa sensación. Luego con la muerte, cuando uno profundiza en ese tema, va desarrollando su propia mitología, mitos clásicos a los que das una visión nueva, y mitos nuevos que el propio poeta crea.

MD: Hay un verso de Saramago que dice: posso falar de morte enquanto vivo? ¿Puedo hablar de muerte en cuanto vivo?

JP: Es una frase de Saramago, a quien no estimo ni como persona ni como escritor. Como escritor él ha demostrado que tiene un talento, pero como persona…

MD: Tu imagen de la mujer en tu mundo poético.

JP: La mujer siempre ha sido un tema importantísimo porque el tema del amor sin la mujer se queda cojo, es como una mesa sin patas, y naturalmente la mujer ha sido una atracción, un fuego central que le da sentido a la vida y yo he escrito más de doscientos poemas sobre el amor de la mujer. Hace dos años había una antología en España que se llamaba Cien poemas de amor que es una selección realizada de dieciocho libros; también tengo un libro de sonetos clásicos que está inspirado en el amor como tema central del libro. Además he escrito poemas dedicados al dramatismo de la vida, a la muerte, al paso del tiempo, pero el amor ha siempre tenido un peso específico en el sentido de mi obra.

MD: Son amores terrenales. Tu relación con el amor universal y con aquellos que hoy abanderan a menudo y excesivamente la importancia, la necesidad de amor.

JP: Yo antes hablaba con nuestro pintor (el pintor P.C.Kervischer que durante la entrevista está efectuando algunos retratos de Padrón, ndr) del amor y hablaba de una definición: recuerdo la primera entrevista que me hicieron como poeta — yo gané un premio en la universidad, estos premios absolutamente desconocidos de muy poca importancia —, tenía 18 ó 19 años y era una entrevista obligada porque había ganado el premio y el ritual era que el poema ganador y la entrevista iban en la revista de la universidad.
Yo iba un poco nervioso porque pensaba que debía ser un periodista con grandes conocimientos y yo en cambio un modesto estudiante que sabe pocas cosas; entonces la primera pregunta que me hizo fue: “¿qué es para usted el amor?”. Yo me quedé un poco así, dudando, y le dije también de una manera impresionista: “es un océano de ternura con algunos peces rojos”, y esa definición gustó en la universidad porque hubo algunas estudiantes que se acercaron para experimentarla.

MD: ¿Padrón es sin Dios?

JP: Yo soy un escritor agnóstico. Yo creo en la existencia de Dios pero no sé exactamente qué es Dios. No sé si todos somos parte de ese ser cósmico absoluto del universo, o si es una fuerza que guía el mundo, o bien un poder indiferente a nuestra vida y nosotros insectos insignificantes que nacen, copulan, se reproducen y mueren, sin que la vida tenga otro sentido que el de esa mecánica. Pero como soy un poeta — yo creo — de lo maravilloso, soy un poeta contaminado por la teoría del surrealismo — los surrealistas daban la mayor importancia al amor, sobre todas las cosas, y el amor de los surrealistas era un amor absoluto — entonces este amor me impide querer o tener una creencia de que el mundo no tenga una trascendencia en otra vida, aunque los conocimientos materialistas me dicen que después de la muerte somos polvo. Pero yo quiero creer, tengo esa intención de creer en que hay otro encuentro, quizá un encuentro donde el alma de la gente es la que se encuentra, no los cuerpos.

MD: Usted ha escrito que si Dios se hartara de nosotros, si Dios nos odiara, seríamos la especie que somos: miserable, suicida, criminal…

JP: Sí, seríamos una raza miserable como es la raza humana porque quien habla allí no es el poeta sino otros seres superiores, tal vez ángeles, tal vez civilizaciones de otros planetas, pero es la sorpresa final porque el poema da la impresión de que está hablando el poeta. El final dice: seríamos como esta especie miserable, rugosa, degenerada y criminal que es la raza humana. Tenemos una condición bastante miserable porque la raza humana es muy poco generosa respecto a los demás, es autodestructiva y es muy probable que nuestro planeta acabe destruido por nosotros. El hombre no respeta la vida de la naturaleza, de los otros seres que conviven en nuestro mundo, y lo ha demostrado a lo largo de muchos siglos. Es ahora cuando el hombre tiene un poder de destrucción masiva.
Esto fue lo que me hizo escribir ese libro duro, esa cosmogonía del hombre contemporáneo, que son Los círculos del infierno. El hombre o el infierno no tienen una concepción como la veían los cristianos, ni siquiera un Paraíso Perdido como escribió Milton, un descenso a los laberintos como escribió Rimbaud, o como diría J.P.Sartre en su frase famosa antisolidaria: “l’enfer sont les autres”.
Hay un pensamiento del que parte toda la concepción del infierno, es decir: “yo soy el infierno porque soy los otros”, entonces el infierno es un infierno individual que está en la mente, en mi mente, y cada ser humano tiene su propia mente, y la esperanza de salvación en un mundo como el que nos rodea, la veo cada vez más difícil. Pienso que el progreso se rompió con la primera guerra mundial, allì ya hemos vuelto a una especie de regreso donde sabemos que todas las condiciones de nuestro planeta estan limitadas, que la superpoblación humana no podrá tener toda ella alimento, justicia, derechos; entonces la lucha actual es la de unos pocos hombres sensibles que luchan por concienciar a los demás para que pueda haber una regeneración humana. Esta es una de las misiones de la poesía: despertar la conciencia antisolidaria del hombre y defender su dignidad humana.

MD: Dios se ha olvidado de nosotros, está ocupado, preocupado, estresado por otras creaciones más importantes, mejores quizá.

JP: Yo pienso que esa cosa la tiene que hacer el hombre, no Dios. Dios es un ente…

MD: ¿Y si Dios fuera una multinacional, un holding?

JP: Me parece un chiste tuyo

JP: … Los límites de nuestra imaginación se terminan en nuestra galaxia. Fíjate como la vida humana es como un soplo, es como una cerilla entre dos eternidades, entre dos enormes oscuridades. Ese soplo de luz es una vida humana, entonces ¿cómo nosotros vamos a establecer proporciones entre fenómenos geológicos que han vivido durante milenios, millones de años? Eso es meterse en una discusión bizantina.

MD: La relación de Padrón con los elementos. Me interesan sobre todo agua y fuego.

JP: Yo he escrito algunos libros cosmogonícos: el primero que tuve con un poema extenso fue Los dones de la tierra. En ese libro yo quise reflejar los elementos que construyen la vida humana, como son el aire, la tierra, el agua, el fuego. Mi poesía es muy cósmica y entonces la dependencia entre estos elementos siempre está presente, especialmente entre agua y fuego. ¿Por qué el agua? Yo soy un poeta nacido en las islas Canarias, en un archipiélago rodeado por el océano Atlántico, entonces la sensibilidad que yo tengo hacia el mar es muy grande; para mí el mar es la creación, nosotros somos seres de 80% de agua, hemos surgido de las amebas marinas en la evolución de la especie, entonces el mar es nuestro punto de partida y también nuestra propria sepultura. El mar ha sido considerado en la antiguedad como el lugar del infierno: poetas clásicos de la lengua española come Jorge Manrique decían que nuestra vida es como un río que va a nadar a la mar, que es el morir. Esa es una de las concepciones que siempre me han acompañado, por eso en muchos de mis libros está presente el mar: el Mar de la noche; La visita del mar; Ascuas del nadir que es un poema de casi mil versos donde yo reflejo el mar en las diferentes horas del día: el mar de la noche que es el mar con todo el delirio de los sueños, que es el mar de las posibilidades; luego el mar de la mañana que es la eclosión del mar en los grandes arrecifes, en los farallones, la lucha del agua contra la roca; luego el mar del mediodía que es la ataraxia, que es la calma, que es la gota de agua en cuyo núcleo está codificado el universo y el propio mar; y luego el atardecer que es el mar de la nostalgia, la bajamar, las velas que parten, que parten hacia el futuro.
También como el escritor canario que soy, las islas Canarias estan formadas por erupciones volcánicas, entonces la presencia del volcán es muy importante y el fuego es el elemento central. Sàbato decía que los mejores títulos de libros eran aquellos que eran metáforas de su contenido, entonces no hay nada mejor como el fuego para simbolizar la intensidad de la vida. Voy a ver si recuerdo dos versos finales de un poema: el amor arde mientras vive y su esplendor nos deja sin futuro, es decir que al sentimiento y al frenesí de la vida no hay ningún elemento que lo caracterize mejor que el fuego por el poder de su llama, por la potencia ignea que domina y sobre todo porque es una cosa efímera: se enciende, igual se apaga.

MD: ¿El poeta es la mar o el volcán?

JP: Las dos cosas. Tengo dos piernas y dos manos, y dos ojos: uno hacia el mar, el otro hacia el sol.

MD: ¿Cuando hablas o piensas en la destrucción del hombre te refieres a una destrucción física, material, o es sólo un ataque linguístico para hacerlo más pequeño, más humilde?

JP: Yo no soy un poeta que mezcla los conceptos. La poesía no es un juego de palabras, es sobre todo un fenómeno expresivo esencial, pero siempre tiene que estar latiendo en la vida porque si la vida no refleja la poesía, esta poesía se convierte en un juego gramatical. Yo no estoy para perder tiempo haciendo acrósticos o crucigramas, yo me juego la vida haciendo el poeta, ese es el riesgo de un poeta.

MD: ¿No piensas que el superhombre de Nietzsche es sólo un espejo que refleja la verdad de un subhombre?

JP: Yo pienso que Nietzsche era un espejo que daba una imagen de la realdidad transformada, daba una imagen exagerada, el creía en la teoría del superhombre, en su libro Así hablaba Zarathustra exponía esa teoría de una bella manera porque él era un gran escritor, era un prosista que tenía el poder metafórico y la fuerza verbal de un gran poeta. Yo lo leí con pasión cuando era un joven de 17-18 años, leí toda su obra y me impresionó mucho el Así hablaba Zarathustra, pero después de dos años ya lo he puesto en la dimensión que creo debe tener, con más distanciamiento.

MD: Estamos ante el desmoronamiento de una época, o por lo menos en su final. El tiempo se ha parado, cristalizado en el aquí y ahora. ¿Debemos ir adelante o volver atrás?

JP: Es una pregunta muy difícil, muy compleja, porque cuando uno hace una reflexión sobre lo que ha sido la evolución del hombre en el tiempo, se da cuenta de que en algún momento de una bifurcación él ha tomado la bifurcación mala, por eso en nuestro tiempo la técnica se ha impuesto al humanismo y la ambición de la técnica ha hecho que el hombre perdiera los valores esenciales de la dignidad humana. Aunque haya enemigos en nuestra época que dicen que la literatura, que la poesía, tienen los días contados, yo no creo eso, yo creo que es ahora cuando hace más falta, porque el hombre necesita esa voz interior que protege a su alma y ese es el mensaje.
Por eso la poesía no puede o no debe refugiarse en la semántica ni en los virtuosismos expresivos. La poesía tiene que alcanzar la palabra, pero una palabra que lleve una palpitación interior si esa palpitación interior es la de la emoción humana. Si le falta la emoción humana esa poesía pierde su interés y no hace su verdadero papel, su rol importante, el rol con el que tiene que concenciar al hombre de nuestro tiempo.

Traducción de Matteo Danieli y Xenia Docio Altuna

Courtesy of “Il Ramo d’Oro Editore”

Jorge Justo Padrón (detalles)

entervista realizada por Matteo Danieli (detalles)

Bibliografia:

Los oscuros fuegos, Madrid 1971
Mar de la noche, Barcelona 1973
Los círculos del infierno, Barcelona 1976
Ningún ruido, ningún silencio (antología poética 1971-1976), Mexico D.F. 1978 
El abedul en llamas, Madrid-Mexico D.F. 1978 
Otesnita, Valencia 1979 
Obra poética, 1971-1980, Barcelona 1980 
La visita del mar, Madrid 1984 
Los dones de la tierra, Madrid 1984 
Antología poética 1971-1988, Islas Canarias 1988 
Sólo muere la mano que te escribe, Madrid 1989 
Los rostros escuchados, Madrid 1989

Ultime opere pubblicate: :

Oasis de un cosmos (1994)
Rumor de la agonía (1996)
Escalofrío (1999)


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